Sapere aude

domingo, 4 de abril de 2010

La consecuencia de una pregunta cualquiera




Me inundo de silencio cuando no sé porque razón alguien me pregunta por ti.Mientras yo miro al horizonte con orgullo y afirmo que no sé nada y que no quiero hablar,que ni recordaba que existías.
Me sorprende la extraña actitud con la que corroboro,con esta interpretada indiferencia,que no es cierta la vanidad con la que me refiero a tu nombre.Cuesta reconocer lo que florece o habita marchito en mí,pero tan solo basta una trivial pregunta,inoportuna,para entender de que manera se entrelaza mi realidad con la máscara que mal remendada,viste mi rostro.
Es cierto y eso es cierto de verdad,que no quisiera verte,si puede ser,nunca jamás,aunque aún no he logrado descifrar la razón ni el porque de mi profunda convicción,lo sé.Lo sé porque hemos estado cerca,tan cerca,mirándonos y yo he huido dándote la espalda.
No sé si alguna vez me curaré de esta fobia a lo bello,hoy desprecio lo que se me antoja un ideal desgastado,mi teoría no del todo humana.Hoy me ha dado por decir que no soy humana y que no me haces falta...amor

1 comentario:

  1. Sin duda, nunca quieres reconocer lo que sientes, pero cuando esa sensación te invande incoscientemente todo lo haces intentado no contradecer lo que sientes. Buena entrada!

    ResponderEliminar